PLV para cosmética: tendencias sostenibles y tecnológicas 2025
Hoy en día, la publicidad en el punto de venta para cosmética se encuentra en pleno reinicio, casi como si todo lo aprendido hasta ahora tuviera que reescribirse. Ya no basta con llenar una estantería de productos bonitos; ahora, las marcas buscan dejar huella, apostando por experiencias que sean diferentes, inteligentes y que, de paso, tengan un toque de respeto por el planeta. Alrededor de 2025, quienes de verdad marquen tendencia combinarán ecodiseño y últimas tecnologías, por ejemplo la realidad aumentada, para ganarse a ese cliente exigente y siempre conectado. La verdad sea dicha, este enfoque resulta doblemente útil: embellecer el espacio y hacer que las ventas suban mucho, y no exagero, a veces hasta un 30% en segmentos que realmente importan.
¿Qué materiales definirán la PLV sostenible en cosmética?
No cabe duda de que la sostenibilidad ya no es simplemente una moda más; se ha vuelto indispensable en la Publicidad en el Lugar de Venta (PLV). Firmas pioneras del sector, que muchas veces parecen actuar como visionarios, instalan el ecodiseño como regla básica para sus displays. Esto no responde solo a lo que los clientes piden cada vez con más énfasis, sino también a una obligación de la propia empresa con el entorno. El sector ha ido apartándose poco a poco de materiales que se usan y se tiran, y ahora valora mucho más aquellas opciones que, como quien cuida un jardín, buscan dejar la menor huella posible tras su ciclo de vida.

Uno de los favoritos, y con ganas de quedarse mucho tiempo, es el cartón reciclado. No solo es barato y manejable, sino también muy fácil de personalizar. Es como la plastilina del diseño de displays: se deja moldear para crear estructuras desde cero o elegantes mostradores ligeros y rápidos de montar. Además, para no dejar a nadie fuera, otros materiales con conciencia están ganando su espacio en la nueva generación:
- Madera con certificación FSC: Su uso asegura una procedencia responsable y ayuda a mantener los bosques sanos.
- Plásticos reciclados y biodegradables: Dan una segunda vida al plástico y evitan depender, otra vez, de fuentes poco sostenibles.
- Aluminio reutilizable: Es como ese amigo que nunca falla porque aguanta todo tipo de reciclajes sin perder calidad.
- Tintas vegetales o a base de agua: Disminuyen bastante el impacto sobre el medio ambiente en comparación con soluciones químicas más tradicionales.
Ciertos gigantes cosméticos, por ejemplo L’Oréal con proyectos como “L’Oréal for the Future” o Natura y su cruzada por la biodiversidad, no solo marcan tendencia sino que casi dictan las normas del juego. Además, aunque a veces se guarden los detalles para sí, han creado displays desmontables y ecológicos (como los de Garnier) que prueban que la sostenibilidad es compatible con campañas potentes. Sin dudas, poder desmontar fácilmente los expositores facilita mucho el reciclaje cuando termina la promoción.
¿Cómo se integra el ecodiseño con la funcionalidad?
No es necesario sacrificar lo práctico por querer hacer lo correcto con el planeta; de hecho, los diseños nuevos van justo en esa dirección. Los emprendedores del sector han aprendido a combinar sostenibilidad y rendimiento comercial. Se ven cada día más soluciones donde, por ejemplo, las cajas que llegan a la tienda se abren y se convierten en displays en cuestión de segundos, como si fueran transformers. Esto no solo ahorra materiales, también reduce los residuos y la logística. La clave, en todo caso, está en pensar qué pasará con el expositor desde que nace hasta que se desmonta, asegurando que se mantenga siempre atractivo y que atrape miradas, sin perder de vista su final reciclable.
¿Cómo integrar la tecnología para una experiencia de compra inmersiva?
La tecnología ha tomado las riendas de la experiencia en tienda y los clientes, la verdad, no se quedan atrás. Algunos de los nombres más poderosos en cosmética, como L’Oréal y Estée Lauder, apuestan fuerte por digitalizar el momento de la compra para hacerlo personalizado, memorable y bastante más divertido que antes. Por supuesto, lo que buscan es juntar lo mejor de la experiencia real y digital y convertir el clásico expositor en un punto verdaderamente interactivo.
Ya resultan bastante habituales esas pantallas interactivas y los displays que reaccionan al tacto. Cuando un cliente se acerca, puede hojear catálogos completos, ver vídeos explicativos, consultar reseñas o incluso dejarse recomendar por una inteligencia artificial que parece conocerlo de toda la vida. Estar frente al mostrador deja de ser una espera aburrida para convertirse en una oportunidad de jugar y probar. Sin duda, cuanto más tiempo pase el consumidor frente al expositor, más probable es que termine comprando.

Realidad aumentada y probadores virtuales: el futuro ya está aquí
Entre las novedades más impactantes, la realidad aumentada (AR) destaca por convertir un simple escaparate en toda una experiencia. Los espejos virtuales, por ejemplo, están revolucionando la forma de probar productos.
¿Qué beneficios aportan los espejos inteligentes?
Gracias a compañías como ModiFace, que ahora opera bajo el ala de L’Oréal, ya es posible “probarse” digitalmente decenas de productos (labiales, sombras, lo que se ocurra), todo en cuestión de segundos y sin el menor roce físico. Las ventajas que ofrecen son, honestamente, difíciles de ignorar:
- Experiencia higiénica: Al no tener que usar testers comunes, la experiencia resulta mucho más segura y confiable.
- Prueba ilimitada: El cliente puede jugar y experimentar con infinitos tonos y propuestas, sin límites físicos.
- Personalización avanzada: Gracias a algoritmos inteligentes, las recomendaciones se basan en el tono de piel y facciones específicas.
- Aumento de la conversión: Al ver el resultado final de manera realista, la decisión de compra llega mucho más rápido y segura.
Integrar tecnología y sostenibilidad, algo que parece obvio pero no todos logran, es fundamental. Hay displays que presumen de estar fabricados con materiales reciclados y modularidad total. Esto confirma que seguir el ritmo de la innovación y cuidar el entorno no solo es posible, sino casi obligatorio.
¿Cómo conectar el punto de venta físico con el mundo digital?
Pensando en el comprador moderno, que un día prefiere ir de compras en persona y al siguiente lo hace desde el sofá, el reto para la PLV es tender un puente creíble entre ambos mundos. Las tecnologías más sencillas, como códigos QR y NFC (Near Field Communication), se han convertido en aliados cotidianos para enlazar la experiencia física con el gran universo digital de cada marca.
Aunque la información pública sobre el uso de estas herramientas en marcas de lujo como Lancôme o MAC Cosmetics en España sigue siendo algo escasa, está claro que el sector se mueve hacia allí. Con solamente un toque o escanear el código en el display, todo esto puede pasar:
- El cliente puede ser dirigido a páginas con información detallada del producto.
- Se le presentan tutoriales en vídeo para aprender a usar lo que va a comprar.
- Accede a posibles promociones exclusivas o sortea algún regalo.
- La inscripción en programas de fidelización se vuelve cosa de minutos.
Al margen de facilitar la vida al consumidor, las marcas ganan datos valiosos para afinar sus futuras campañas y entender mejor el comportamiento de los compradores. Además, medir el resultado de la PLV se vuelve mucho más ágil que antes, ya que permite analizar qué productos generan más atención. Y en cosmética de lujo, todavía va un paso más allá, ya que esta tecnología también puede servir para asegurar al cliente que lo que compra es auténtico, reforzando de paso la confianza.
¿Es posible crear una PLV modular y más rentable?
En un universo donde lanzar productos nuevos o reinventar la tienda cada temporada es la norma, la flexibilidad se paga con oro. El diseño modular y reutilizable de la PLV surge, casi sin querer, como el remedio inteligente y muy ecológico a los expositores tradicionales que terminaban siempre en la basura al acabar la campaña.
Firmas como Rituals o Natura han entendido muy bien el mensaje, y aunque no lo comuniquen a bombo y platillo, han adoptado soluciones modulares que ofrecen grandísimos beneficios:
- Adaptabilidad: Cambiar el mensaje, el diseño o el tamaño del display es tan fácil como intercambiar algunas piezas.
- Ahorro de costes: Al reutilizar sistemas existentes, se reduce muchísimo la necesidad de fabricar nuevos expositores cada vez que hay una promoción.
- Logística optimizada: Por lo general, estos sistemas se desmontan y transportan sin grandes complicaciones, lo que baja gastos y esfuerzos.
- Sostenibilidad: Darle más vida útil a cada expositor es, sin duda, una de las formas más acertadas de bajar el impacto ambiental.
Muchos de estos displays están hechos con cartón reciclado o aluminio, y permite personalizaciones sorprendentes sin que la imagen de la marca pierda coherencia. Resultan, francamente, una solución fresca, práctica y ambientalmente sensata para mantener la tienda siempre al día.
¿Cómo se mide el éxito real de una campaña de PLV?
Si una estrategia de marketing quiere mantenerse, tiene que demostrar lo que vale; de lo contrario, ni las compañías más arriesgadas cómo Sephora o L’Oréal España la sostendrían por mucho tiempo. Hay formas bastante rigurosas de calcular lo que aporta la PLV. Curiosamente, la clave no siempre está en ver el impacto con los ojos, sino en reunir datos, comparar resultados y sacar conclusiones objetivas sobre cómo interactúan los compradores ante el displays.
No se trata solo de mirar tendencias generales, sino de cotejar lo que pasa en tiendas con y sin PLV activa, observar cómo varía el comportamiento según el escaparate y recoger opiniones frescas del público. Si quieres profundizar en qué es un expositor PLV y cómo puede influir en la experiencia de compra, existen recursos especializados que lo explican en detalle.
Métrica clave | Descripción |
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Incremento de ventas | Comparar el volumen vendido durante la campaña con otros periodos permite ver el impacto concreto. |
Ratio de conversión | Indica el porcentaje de visitantes que transforman su curiosidad en una compra efectiva gracias al display. |
Aumento del ticket medio | Sirve para analizar si los compradores se animan a llevar otros productos aprovechando la campaña. |
Tráfico y permanencia | Ayuda a medir cuántos se sienten atraídos por el expositor y cuánto tiempo lo consideran interesante. |
Recuerdo de marca | Evalúa con encuestas si la acción ha conseguido que la gente retenga la marca en su mente. |
Feedback cualitativo | Permite recoger percepciones directas sobre lo atractivo o claro que les ha parecido el display a clientes y empleados. |
Este tipo de datos viene de herramientas como sensores de conteo que registran la afluencia, mapas de calor para ver el movimiento de los clientes e incluso analíticas avanzadas de ventas. La realización de tests tipo A/B, donde distintos displays se prueban en tiendas gemelas, es otro método casi infalible para mejorar constantemente los resultados.
Para resumir, la PLV en cosmética ha pasado de ser algo decorativo a convertirse en un sistema vivo donde diseño, sostenibilidad y tecnología se mezclan para crear experiencias originales. Las empresas ganadoras serán aquellas que entiendan el punto de venta como algo mucho más grande que una vitrina: un canal para emocionar, educar y convertir en ventas. Y si pueden medir y mejorar todo ese proceso, entonces triunfarán seguro.
El retail de belleza de ahora en adelante camina hacia una integración real y visible de estas tendencias. Personalización digital, compromiso ambiental (que se nota en materiales y procesos) y displays modulares son piezas que ya funcionan juntas como engranajes de una estrategia moderna de PLV. Prepararse para esta transformación es clave para cualquier marca que quiera mantenerse relevante en el competitivo mundo de la cosmética. La evolución, puedes apostar que, seguirá su curso imparable.